Que me entierren con la banda
- @Ninjadeclozet
- 11 abr 2016
- 2 Min. de lectura
"En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada"
— Franklin D. Roosevelt

Entre 500 y 1000 huevos ponen algunos peces de gran tamaño, hoy, un día después de terminada la jornada 13 del Clausura 2016, es evidente que el Gran Pez de Sinaloa ha puesto esos y muchos más.
La llegada de José Guadalupe Cruz vino a darle vida a un equipo que ya se veía en el anzuelo del regreso a la Liga de Ascenso, el equipo anota, el equipo lucha, corre y busca cada balón; aunque para muchos, ya es muy tarde. “Sólo un milagro salvará a Dorados” se dice en el medio.
Y tal vez sea cierto, tal vez están pagando haber apostado por un proyecto que no fructificó, que Cruz llegase ya muy tarde cuando el panorama se había complicado en demasía. Hay mucha verdad en ello pero tampoco puede obviarse que Dorados está donde está, debido al sistema ingrato en el que se basa la tabla porcentual, donde el recién ascendido pasa sus primeros dos torneos sentado en un polvorín, donde una serie de victorias los coloca en una posición incómoda para esos equipos sumidos en la mediocridad de 4 o 5 torneos paupérrimos.
Estamos en una liga donde a pesar de dar tumbos por más de un año, los equipos encuentran un bálsamo en aquél equipo ascendido que puede tener recursos y planeación, pero como bien se sabe en el fútbol, no siempre los proyectos cuajan a largo plazo, mucho menos con tan sólo un año de margen.
A pesar de eso, los dirigidos por “El Profe” Cruz, han hecho más de lo que muchos, incluyéndome, esperaban.
Un empate, un empate separaba al Gran Pez de matemáticamente regresar a la liga de plata de nuestro país, pero poco les importó eso la noche del sábado en el Estadio Banorte. Dorados recibió a un timorato Cruz Azul, que a mitad de semana fue eliminado de la Copa MX, fue puesta en evidencia la problemática mental y/o futbolística que padecen los de Tomás Boy.
Cosa que aprovecharon los locales y de la mano de Milton Caraglio pasaron sobre la Máquina, dándose una semana más de incertidumbre, una semana más de vida.
A falta de 4 jornadas el panorama es incierto para los de Sinaloa, es cuando las decisiones tomadas anteriormente, buenas o malas, se harán más evidentes. Cuando se decidirá si el Pez puede nadar cuesta arriba contra la adversidad como los salmones o tendrán que decir que me entierren con la banda.
Soy el Ninja y que ruede la bola.
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