EL CURIOSO CASO DE CRUZ AZUL
- Escrito por un americanista completamente
- 3 jun 2016
- 5 Min. de lectura

¿El Cruz Azul es un equipo grande? Depende de cómo se defina este concepto. Si lo vemos desde la perspectiva de títulos, los cementeros tienen ocho de liga profesional lo que los coloca en el cuarto lugar histórico de México; ha disputado 71 torneos de liga lo que implica que ha ganado el 11 % de ellos. Si se hiciera una analogía respecto a los equipos europeos, guardando las diferencias, tendría un palmarés similar al Athletic de Bilbao, Everton, Aston Villa o Genoa. Desde este punto de vista es cuestionable su esplendor.
Pero, siendo más justos y apegados a nuestra realidad, meditando en su fiel afición, importancia histórica, importancia dentro de nuestro balompié, convocatoria nacional y, también, cantidad de títulos –en función de que en México ninguna institución ha marcado una diferencia sobresaliente respecto al resto- es posible aseverar que los de La Noria son un equipo grande.
Cruz Azul fue fundado el 22 de mayo de 1927. Durante varias décadas se desempeñó en el fútbol amateur en donde, de acuerdo a los relatos de la época, tuvo muchos triunfos y auge. En la temporada 60-61, tras la construcción del Estadio 10 de Diciembre, se inscribieron en la segunda división nacional. El 19 de enero de 1964 consiguieron el ascenso a la primera división, la cual jamás han abandonado. Muy poco tiempo después, en la temporada 68-69, consiguieron su primer título de liga. Este campeonato preparó el escenario para su década de gloria acaecida en la década de los 70.

En este período coincidieron dos fenómenos notables que ocasionaron que los capitalinos se volvieran un gigante del fútbol mexicano. Primeramente, se conformó una escuadra poderosa integrada, entre otros nombres, por Miguel Marín, Javier «Kalimán» Guzmán, Alberto Quintano, Ignacio Flores, Cesáreo Victorino padre, Fernando Bustos, Horacio López Salgado, Miguel Ángel Cornero, Guillermo Mendizábal, Gerardo Lugo Gómez…
Por otra parte, y con la misma importancia, otro conjunto padecía calamidades que ayudaron a establecer la tradición celeste: el Necaxa. Durante las primeras décadas del profesionalismo los Rayos eran el equipo más popular de México. En 1943 sufrieron su primera desaparición por motivos meramente administrativos pero resurgieron en 1950 aún con su afición intacta. Empero, en 1971, fue vendido a unos empresarios españoles que cambiaron sus colores y nombre por el de Toros del Atlético Español. Sus seguidores se sintieron traicionados por lo cual abandonaron al Necaxa y optaron por seguir a otros clubes; dado que en esa época los de La Noria eran la élite, una altísima proporción de necaxistas desterrados cambiaron el tono de sus playeras por el azul cielo. Así que, amigo cruzazulino, si usted sigue a este equipo por costumbre o arraigo familiar debe saber que, dentro de su parentela, hay cierto rastro de afición necaxista.

Durante los 70 la Máquina fue el mandamás en nuestra nación. Seis campeonatos, un tricampeonato y un bicampeonato avalan su hegemonía. Fue en este lapso en el que se forjó el cuarto grande del fútbol azteca. Pero, tras esta era dorada, vino el declive. Ulterior a la temporada 79-80, y consumado su bicampeonato, vino una larguísima sequía de 17 años sin títulos y tres finales perdidas contra las Chivas, América y Necaxa. Ésta se vio interrumpida el 7 de diciembre de 1997 en León, Guanajuato, gracias a la jugada estúpida de Ángel David Comizzo que todos conocen. Los celestes, por fin, volvieron a conseguir el título de liga.
Pero… No vale la pena remarcar la situación actual que padecen y que los convierte en partícipe frecuente de la burla y acoso futbolístico. Tan sólo valga recordar las finales perdidas: Invierno 1999; Clausura 2008; Apertura 2008; Apertura 2009; Clausura 2013. Superlideratos, plantillas costosas, entrenadores y entrenadores. En 36 años Cruz Azul ha ganado un título de liga. ¿Cómo es posible que un club que fue amo y señor durante una década forme parte, hoy día, del montón? Su importancia se ha ido diluyendo y, si sigue siendo considerado parte de la alcurnia, es por sus logros pasados y, más relevante aún, su noble afición que tolera todos sus fracasos y vergüenzas.
¿Qué es lo que ha ocasionado la tan mentada «malaria»? Sin duda, es un fenómeno multifactorial:
Pésima dirigencia: Guillermo Álvarez Cuevas ha dado en 28 años un campeonato de liga. Es la figura más odiada por los seguidores azules. Es increíble la forma en que este personaje ha destruido la historia de la Máquina. Los técnicos contratados por él tampoco han ayudado demasiado; algunos han sido terribles, como Sergio Bueno, y otros han palidecido en las situaciones en que deben ser el pilar, el mejor ejemplo: Guillermo Vázquez.
Manejos turbulentos: los promotores han sido una pésima influencia, nefasta. Carlos Hurtado, esa enigmática figura de la que tanto se habla y poca gente conoce, se ha encargado de deformar y sacar ventaja de las instituciones con complicidad de los dirigentes.
Petardos, muchos petardos: Maranhao, Kikín Fonseca, Aníbal Zurdo, Lussenhoff, Parejita López, Nicolás Bertolo, Javier Cámpora, Luis Ángel Landín, Biancucchi, Horacio Cervantes, Roberto Ovelar, Edcarlos Conceição, Ronald Raldes, Danilo Vergne, Carlos Netto, Carlos Leiva, Percy Olivares, Ramón Núñez, Edixon Perea… Todos estos nombres fueron obtenidos vía Internet, amigo azul, y debo confesar que muy pocos de ellos me son familiares. Su equipo ha sido plagado de troncos desconocidos, muy bien pagados y con un paupérrimo nivel.
Cultura del fracaso: esto es lo más grave. Los cementeros están inmersos en un ambiente con predisposición a la frustración, a la derrota, a ver con buenos ojos el «ya merito»; aceptan que sus hinchas les celebren las derrotas porque «dejaron todo en la cancha». En los partidos decisivos, en esos momentos en que la historia puede cambiar, encuentran alguna forma, algún método para errar. ¡Qué difícil les va a ser librarse de este mal! Hay instituciones que jamás lo logran.

¿El resto de fanáticos esperamos que los azules superen esta crisis? ¡POR SUPUESTO QUE NO! Todos y cada uno esperamos que el Cruz Azul emule y supere el récord del Atlas. Nos han dado muchísimas alegrías, risas y motivos de burla. Ver la cara de los cementeros llenas de lágrimas y desilusión cada semestre nos satisface. Pero sean sinceros, cruzazulinos, ustedes harían lo mismo con el resto.

Desde un punto de vista imparcial, para que los de La Noria superen esta crisis deben suceder múltiples eventos: cambio de directiva, eliminación de los promotores y su entrometimiento en las decisiones del club, contratación de jugadores con historial de triunfos y carácter, mayor desarrollo de los jugadores formados en su cantera que sientan los colores que portan, etcétera. En compendio: un escenario casi imposible. Su mayor esperanza es que por mera casualidad se dé un campeonato como mérito tras intentarlo en tantas ocasiones. Por mientras, azules…háganos reír y sigan viviendo del recuerdo del subcampeonato de la Copa Libertadores.
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